11 junio 2011

VILLA DE FISTERRA

La historia de Fisterra está muy relacionada con las leyendas precristianas que nos hablan de la existenciade cultos paganos y su posterior cristianización. También se relaciona con la ruta jacobea y con la llegada de los restos del Apóstol Santiago a Galicia, a través de la ciudad legendaria de Duio.

Desde finales del siglo XIII hasta finales del XIV, esta villa perteneció a la familia de los Mariño. Uno de los miembros de esta familia: Vasco Pérez Mariño, llegó a ser obispo de Ourense. Esto explica que Fisterra perteneciera al cabildo ourensano. Más tarde, a través de un intercambio entre el arzobispo compostelano y el cabildo de aquella ciudad, la villa marinera pasó al poder de la mitra compostelana.Fueron varias las invasiones de pueblos extranjeros que sufrió esta pequeña villa marinera.

En 1552, unos piratas franceses atacan Fisterra y saquean la ermita de san Guillerme, llevándose la imagen del santo y un brazo guarnecido de plata que había en la iglesia de Santa María, según nos informa el cardenal Jerónimo del Hoyo en sus Memorias. Este eclesiástico nos informa también del hospital de peregrinos que había frente a la iglesia parroquial de Santa María, fundado por el párroco Alonso García en el año 1469.
En el siglo XVIII, José Cornide, nos dice que Fisterra es un lugar pequeño, situado junto a una extensa playa, en la que se puede desembarcar.

En el año 1809 Fisterra sufre la invasión de las tropas francesas que incendiaron la fortaleza de San Carlos. Muchos vecinos ante la imposibilidad de hacerle frente las tropas invasoras, decidieron subir a bordo de varias embarcaciones y protegerse en el interior de la ría.

A principios del siglo XX, Fisterra era ya una villa grande con más de dos mil habitantes, que vivía de la pesca, teniendo como embarcadero la playa de A Ribeira. Tenía fábricas de salazón, un variado comercio, sociedad recreativa y pósito (1) de pescadores.

(1) pósito. (Del lat. posĭtus, depósito, establecimiento).
1. m. Instituto de carácter municipal y de muy antiguo origen, destinado a mantener acopio de granos, principalmente de trigo, y prestarlos en condiciones módicas a los labradores y vecinos durante los meses de menos abundancia.
2. m. Casa en que se guarda el grano de dicho instituto.


 







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