La fecha del hallazgo del sepulcro de Santiago ha estado condicionada históricamente por las intromisiones de Carlomagno, el emperador galo que pretendió colgarse la medalla de su localización. Las fuentes épicas del país vecino intentaron a través de la literatura convencer a lectores y peregrinos que Carlomagno fue el inventor del Camino, del fenómeno jacobeo y de todo lo relacionado con la reforma cluniacense y vigilancia de la ruta. Se inventaron la fecha del año 813 como la del descubrimiento, casualmente un año antes de la muerte del emperador. Pero no es verdad.
La historia más creíble, adornada convenientemente a lo largo de los siglos para maquillar la leyenda del Camino de Santiago, es la siguiente. Un ermitaño, de nombre Pelayo, y los vecinos de la parroquia de San Félix de Lovio, llevaban tiempo observando unas luces resplandecientes o luminarias y escuchando cantos y músicas angelicales procedentes de un bosque próximo. Se comunicó lo sucedido a Teodomiro, obispo de Iria Flavia - cerca del lugar - que fue a comprobar las supuestas luces y músicas y encontró entre la maleza una especie de templete que guardaba un triple enterramiento. Se pudo comprobar que aquellos cuerpos correspondían a los de Santiago mayor, Anastasio y Teodoro, colaboradores del apóstol, cuyos cuerpos se guardan en la misma urna de plata de la catedral compostelana. Aquel campo de las luces, de las estrellas, pasó a denominarse "campus stellarum o sterrae", Compostela.
Existen varios testimonios y estudios que confirman al menos la antigüedad del lugar; posiblemente un castro celta en su origen y después una necrópolis romana. Sobre aquel templete de luces y música angelicales los monarcas Alfonso II el Casto y Alfonso III levantaron las primeras iglesias compostelanas. luego llegarían las catedrales románica y barroca, las que hoy conocemos.
"Las peregrinas cosas del Camino de Santiago!
Historias, Leyendas y curiosidades de las rutas jacobeas
Javier Leralta
Ediciones "El senderista"
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